jueves, 1 de abril de 2010

AY MI AMOL!



La mujer que yo quiero dice Serrat que no necesita bañarse cada noche en agua bendita. Pues la mía tampoco. Vengo a decir esto porque el otro día me imaginaba mientras estudiaba la diferencia entre fisible y fisionable que cubría una suramericana que me decía "Ay mi amol" mientras hacíamos nuestras cosas.

Pues eso. Que yo (respentando a mi santa mujer) quisiera encontrarme en una turbia noche (no por las nubes sino por lo turbio de mi mirada) a una venezolana o colombiana complaciente que me invitara a ir a su alcoba. Además, es una fantasía un poco nazi, porque claro, me la imagino no jovencica ni en plan super mulata tía buena increible, no, sino como una sudaca gordaca. No gordaca en plan kevlar, sino gordaca, a falta de un adjetivo mejor, abundante. Me explico. Sabéis esas típicas gordas que tienen las tetas súper grandes y que después pues, coñe, están gordas pero tienen las tetas más grandes que la barriga, como una transformable.



Quisiera yo encontrarme a dicha mujer en un sitio oscuro cuando estuviera borracho y liarme con ella sin ningún tipo de remordimiento, como esas veces que estas súper ciego y te lías con una tía y la única vez que le has mirado la cara era para asegurarte que no era un tío, y cogerle una nalga que, evidentemente, mi mano no podría tocar entera ni de coña.
Después ella me diría que si me iba a su casa porque, y eso lo sabemos todos, las venezolanas feas y gordas, bueno, en general las feas y gordas (y los tíos), se creen (creemos) que este lío puede ser el último de su vida y entonces pues lo dan (damos) todo.

Iríamos a su casa y como ella es del sur y esta es mi fantasía que algún día se hará realidad porque cuando estoy borracho soy aún más degenerado que ahora que sólo me lo estoy imaginando. Pues su casa sería una casa de esas pequeñas del pla o del toscar (del pla mejor, que queda más cerca de mi casa) y tendría angelicos colgaos de la lámpara y colchas con bordados.



Pues el caso es que intentaría explicárselo salvajemente, como una canción de reguetón y le cantaría la canción aquella de "vámonos gorda!/ vas a ser mía!/ métele duro/ reina de la mantequilla". Después tendría ahí unas tetacas y me diría "ay mi amol" mientras me ahogaba (dulce muerte sería) con sus inabarcables pechos, mientras yo miro a los angelicos colgaos de la lámpara y diría, "seh, soy el puto amo". A la mañana siguiente me levantaría y ella me diría "ay mi amol que ya tan pronto te vah?" y yo le diría que no, que vuelvo en un periquete. Me iría al aseo a hacer un remember y de paso mancharía la porcelana. Le dejaría ahí el regalico para su deleite porque no tiraría de la cadena. Acto seguido me acercaría a la cama y mirándola tapada con la colcha - porque aunque sea una cerda lasciva también es recatada la mujer que yo quiero – me la imaginaría desnuda. Después me iría sin decir nada más pensando en sus dos fuentes de maná.

A lo mejor le robaría unas cuantas galleticas de la nevera.

Minichinchi (antes conocido como Dr. J)

Censurado y editado por Vortex y The Chinchimaster

2 comentarios:

Anónimo dijo...

JOSEPE ERES UN CAZADOR DE GRIZZLIES BORICUAS, AY AY AY.

MUY BIEN ESO ES AYUDAR AL EXTRANJERO A INTEGRARSE

Anónimo dijo...

asegurate que las galleticas no esten caducadas....y deja un posit de despedida...nunca se sabe en época de vacas flacas a quién se puede recurrir