jueves, 18 de marzo de 2010

Show (er) time. 2ª parte



Y por si no fuera suficiente...

(ésta solo la pongo porque me he acordado con la otra... soy así)


No. No es que esté loco por las duchas. Estoy loco a secas... y a húmedas. Dios que malo. Eliminar recuerdo. Es malo hasta para mi.

Lo que quiero decir es que son cosas que se me ocurren en la ducha, porque es un momento de ralajación y sin distracciones. Que no te digo yo que si fuera Scarlett Johansson o Eva Mendes me lo pasaría piruleta desnudo (desnuda en esos casos)y que no saldría de allí. Pero desde mi punto de vista, mejor pensar en dilemas existenciales.

Pongámonos a imaginar. Vamos a continuar con la historia de la ducha, aquella en la que teníamos una difícil decisión. Digamos que todo ha salido bien, y en este caso bien es volver a ver a la chica con la que compartimos aguas (nunca mejor dicho). Ella no se enteró del acto o, algo mucho menos probable, se lo tomó a bien. Por ello habéis vuelto a quedar. Ha pasado un tiempo de X desde entonces.



Un día, porque has recogido el desorden de tu casa y/o leonera, porque tus padres se han ido de finde, porque tus compañeros de piso se han ido por ahi previo pago por su alejamiento...,por lo que sea tienes la casa para ti. Por eso la invitas a un plan por el que las ladys se pirran, ver una película romántica en casa. Así haces creer que te importa ese tipo de cine y pasar rato con ella(JA! me rio yo de la hipocresía de mundo). En fin, no me quiero desviar. Ella te toca al timbre. Tú a pesar de que lo has preparado todo para que sea una velada romántica y especial, das un último vistazo a tu alrededor. Pero cuando sube ocurre algo extraño, está empapada. Tras la inteligente pregunta "¿Está lloviendo?", cuya respuesta es una mirada que podria derretir el iceberg que hundió el Titanic, ella te pregunta si puede ducharse para estar cómoda.

Tú, como un gran caballero le dices que por supuesto, no sin hacerle la misma bromita de acompañarla como aquella mítica vez. No está por la labor. En fin, otra vez será. El caso es que vas a por ropa cómoda mientras ella empieza a desvestirse. Entonces una epifanía llega a tu despreciable ser. No te queda champú. Ole, ole y ole. El rata del niño se ha quedado sin champú para si espléndida dama. Zas! otro relámpago atraviesa tu mente. No has dejado agua caliente, puesto que la has usado toda para limpiar hasta el último recodo de tu piel para que ella no pueda huir ante un atisbo de olor a mono titi guineano. Pones la oreja en la puerta y oyes una respiración rápida y angustiada, sin ningún grito ni sonido de alarma, pero sabes que la mayor fuente de calor emana de ella y de su central de odio.



¿Cómo puedes ser tan lerdo? ¿Qué cara pondrás cuando ella aparezca? ¿Qué cara pondrá ella? ¿Se hará un silencio por algo que los dos sabéis pero no mencionaréis? ¿El destino te está dando una lección y se rie de ti?

¡Joder! ¡Deja de hacerte preguntas estúpidas y trae un puto calefactor!

Bourbon

1 comentario:

Anónimo dijo...

como plan B siempre existen los barreños con agua caliente....